En una conversación que mantuvimos acerca de la globalización, no quisimos en ningún momento posicionarnos con
respecto a este fenómeno, no quisimos deducir si la globalización había sido
beneficiosa o no, no pretendimos en ningún momento decir si estábamos en
contra, o a favor de esta; simplemente, buscábamos comprenderla y ver, desde la educación, qué podíamos aprovechar, y
de qué cosas negativas teníamos que ser conscientes para tenerlas en cuenta.
Y, efectivamente, desde un punto de vista educativo, comenzamos
debatiendo acerca de la mundialización
y de lo que esto había supuesto en términos innovadores.
Bien es cierto que, quizás, la globalización no es algo novedoso,
puede que en otras épocas se halla dado, pero no con los mismos matices que en
los últimos tiempos ha ocurrido. ¿Qué la diferencia? El estallido tecnológico que ha caracterizado nuestros últimos
días. Las tecnologías, han provocado que las sociedades e individuos, cada vez
estén más cerca; la comunicación se ha
hecho inmediata, y la movilidad más corta. Y ahora bien, ¿qué cosas hemos
de tener presentes para con la educación? Resulta interesante que, conozcamos
los pros y los contras de este acortamiento de distancias.
Probablemente, en primera estancia, veamos esto como un contra, puesto
que, tanto la educación y como la vida en general, requieren que no haya una
simbiosis total entre “tú y yo”, sino que, más bien, que haya fronteras y
límites, una distancia justa y adecuada que permita al otro la construcción de
su propio yo, considerando la educación como un mero mediador, un guía que
oriente, que muestre, etc.
Por otro lado, la mundialización, desde la educación, puede tener una
ventaja muy importante. Hemos llegado a la conclusión de que, las formas de comunicación
uniformada o estándar que se han conseguido es algo favorable para la
educación.
Sin embargo, si reflexionamos, estas ideas han de entenderse como un proceso con un fin, no como una realidad
estática, puesto que podrían no ser inocentes dichas ideas. Crear unas
fronteras y unos límites entre unos y otros puede llevar a una parcelación, es
decir, a la búsqueda de intereses individuales. Aquí entraría en juego la ética
de la reciprocidad, contraria a la búsqueda individualista de intereses. Y en
lo que respecta a unas formas de comunicación uniformadas que ayuden al proceso
de educación, ¿quién distribuye el modelo cultural hegemónico? ¿Es un modelo
cultural principalmente consumista? La mundialización es importante para
promover una mirada plural del otro, pero, quien tiene los medios de
comunicación, tiene el poder. Ser conscientes de esto es importante para la
educación.
La educación, la sanidad, la vivienda y una vida digna, deberían
llegar a todas las partes del planeta en tanto que mundo globalizado y en tanto
que vivimos en una sociedad con un Estado
del Bienestar. Sin embargo, muchos se han quedado fuera de estos modelos.
Estas razones han ayudado a las
perspectivas que abogan por un modelo de Estado de bienestar alejado del keynesiano, que hace al ciudadano más
responsable por la procura de su propio bienestar en un mundo regido por la
competitividad económica. Estas razones, han de estar muy presentes para el
desarrollo de la práctica profesional del Educador Social.