martes, 27 de marzo de 2012

CAVILACIONES ACERCA DE "EL ESPACIO PÚBLICO COMO IDEOLOGÍA". MANUEL DELGADO

Es curioso, cómo en el texto de Manuel Delgado, se nos invita a una profunda reflexión acerca de, entre otras cosas relacionadas, la libertad de usos del espacio público, así como de la necesidad de normas que regulen esta libertad individual de individuos.
No pretendemos, es estos párrafos que se exponen a continuación, encontrar los culpables de este juego que ha acabado desembocando en una excesiva seguridad en nuestros espacios públicos. Con esto quiero decir que, nuestra intención, es establecer una tímida y superficial deliberación que, quizás nos ayude a la hora de desarrollar en nuestro futuro la práctica profesional de calidad, gracias a este texto concreto.
Pues bien, resulta interesante que nos paremos a pensar acerca de la excesiva seguridad que hay en nuestros espacios públicos. Bien es cierto que, deben existir unas mínimas normas comunes para aplicar en los espacios de tránsito público, pero, tal y como lo presenta Manuel Delgado, esta excesiva pretensión de seguridad, ¿no se está convirtiendo acaso en algo perverso? ¿Cómo hemos llegado a esta situación de excesiva seguridad de la que hablamos?
Si algo sabemos, es que todo lo que hacemos en nuestra práctica cotidiana, viene determinado por numerosas influencias de nuestro entorno. ¿A podido ser la educación recibida, o bien de manera histórica, o bien en los últimos años, una de estas influencias de las que hablamos? Claramente, tras un leve debate, afirmamos que, efectivamente, la educación recibida para nuestra progresiva socialización, tiene un papel clave en los comportamientos que tenemos los ciudadanos, en este caso, en los espacios públicos. Debido a estos comportamientos específicos, en su mayoría, de alguna manera irrespetuosos, que mostramos en relación a nuestros espacios comunes, quizás (diciéndolo de manera tímida) se halla derivado en esta excesiva seguridad, que no tiene otra pretensión más allá de la pura sanción, castigo, etc.
Probablemente, algo en la educación que estamos compartiendo y que estamos recibiendo, ha fallado, y si no, ¿por qué se ha llegado a estos extremos? Se sabe, por otros países cercanos, que la utopía de un espacio público en el que los conflictos se resuelven de manera pacífica, un espacio público limpio, cuidado y respetado en tanto que un bien común (y por consiguiente, nuestro propio), transitado, un espacio público que proyecte cultura e incite a crearla, etc., se convierte en realidad, dejando estas fantasías de la imaginación a un lado, para ponerlas en práctica en nuestros espacios.
Entre nosotros, y en la misma línea en la que hablamos de cómo la educación ha derivado en una serie de comportamientos que se han visto obligados a establecer unas pautas de excesiva seguridad, hemos establecido, de nuevo, un intenso debate en el cuál, hemos pedido opinión a personas ajenas para contrastar ideas y afirmaciones. Es decir, que, hay quienes especulamos acerca de que, como hemos dicho en estas últimas líneas, debido a la educación que hemos obtenido y que nos ha llevado a desencadenar una serie de comportamientos debidos a esta clara influencia, así como el aumento de ciudadanos con diferentes cultural, se ha apreciado como consecuencia el aumento creciente de seguridad en nuestras calles hasta llegar a los límites perversos de los que hablamos hoy en día. Sin embargo, la otra postura de igual valor que la anterior, trata de justificar que, quizás, el progresivo aumento de seguridad en exceso en nuestras calles, ha traído como consecuencia una derivación del aumento progresivo de conductas inadecuadas en concepto de reivindicación de esta seguridad extrema.  Es algo sin una respuesta clara y única, al igual que aquel acertijo que de pequeños siempre nos han formulado; ¿qué vino antes? ¿El huevo, o la gallina?
Pues bien, volvemos a mencionar, una vez más, que no se pretende aquí hablar de buenos y malos, o mejor dicho, de culpables e inocentes. La pretensión de esta reflexión, se aleja mucho también de buscar soluciones definitivas que eliminen, de manera casi mágica en la teoría, esta situación “conflictiva”, o dicho de otra manera, de esta utilización del espacio público que ha conllevado al fracaso de los objetivos de su utilización porque, desde un principio se ha partido de la desigualdad en la sociedad. Quizás esto suene de manera contradictoria, pero los altibajos que sufrimos constantemente en nuestro día a día,  los conflictos clásicos a los que nos hemos tenido que enfrentar a lo largo de nuestra vida, no son algo malo, o negativo que haya eliminar sin lugar a dudas. Huir de los conflictos sin su consenso posterior, no ayuda a más que, a provocar otros de mayor índole posteriormente.
Si en algo estamos de acuerdo aquí, es de que, la educación debería de potenciar esta resolución de conflictos en vez de su eliminación o enterramiento, puesto que esto provoca que únicamente los apartemos de nuestra vista aún sabiendas de que éstos aún se encuentran latentes. Una educación en ciudadanía, en civismo, en habilidades para el consenso, una educación para la convivencia o vida en común en nuestros espacios compartidos, una educación, en definitiva, en democracia, pueden ser el germen decisivo que ayude a transformar poco a poco esta mala utilización del espacio público.
A medida de que la educación pueda ir haciendo responsables a los ciudadanos del buen uso y tránsito de los lugares públicos en tanto que propiedad de todos son, se irá percibiendo gradualmente un aumento de las personas que los utilicen y que hagan gozar al resto con su presencia saliendo a dar, simplemente un paseo con sus hijos, potenciando así el enriquecimiento educativo y cultural entre unos y otros para que se transmita así, lo beneficioso que resulta el tránsito adecuado por nuestras calles.

domingo, 25 de marzo de 2012

Skap- Los Hijos Bastardos de la Globalización...





Comienza mi jornada cuando sale el sol

Tengo 12 años, vivo en la desolación acá en otra dimensión

Mis pequeñas manos son la producción de miles de juguetes

Con los que podrán jugar allá niños como yo

Víctimas reales de un juego demencial

La economía de mercado busca carne fácil de explotar

La macro producción que nos ofrece bienestar

Son millones de niños de esclavos, son niños esclavos, condenados

No sé lo que es globalización

No sé lo que son derechos humanos

Solo soy un eslabón, una pieza más de un puzle macabro

No sé lo que es globalización

No sé lo que son derechos humanos

Solo soy un eslabón, la ira de tu dios.

Con indiferencia les puedes contemplar

Como máquinas robotizadas produciendo sin parar

Es un claro ejemplo más de cuál es el dios que hay que adorar

El fin justificará los medios ante el dios dinero, dios dinero

No sé lo que es globalización...

Condenados, explotados

¿Te escondes? ¡Dime por qué! ¿Te avergüenzas? ¡Dime por qué!

Cómo cambiaría completamente la situación

Si fuese a tu hijo a quien dedicase ésta canción

No tiene amparo, a nadie le interesa

Al bolsillo, a los beneficios de la empresa

En occidente su llanto no se siente

El sufrimiento y la apatía no se ven

Las leyes son dictadas por la gran empresa

Condenados, explotados

Son hijos bastardos de la globalización

Te importa a ti, me importa a mí, son hijos bastardos de la globalización

Te importa a ti, me importa a mí, ejércitos de esclavos de la puta globalización

Prosigue mi jornada, ya se pone el sol

Tengo 12 años, vivo en la desolación acá en otra dimensión.



Podemos decir que la globalización tiene como finalidad establecer una serie de vínculos y relaciones entre los países, con el fin de unificarlos y reducir las desigualdades que se están produciendo en cada uno de ellos. Pero, a estas alturas, ¿Lo ha conseguido? 


Como nos señala Rosa Mari Ytarte, en uno de los capítulos del libro “Ciudadanía y educación social” el proceso globalizador en el que estamos inmersos, afecta a las condiciones y a la calidad de vida de la sociedad, generando nuevas formas de pobreza, exclusión y desigualdad social a pasos agigantados. Algo, que lejos de reducir las desigualdades, las reafirma.


Partiendo de un razonamiento lógico, llegamos a entender, que las desigualdades en algunas ocasiones se podrían reducir, pero sería muy difícil y complicado llegar a erradicarlas completamente. Se debe, no única y exclusivamente, a nuestra capacidad de conformación cuando el lujo y la comodidad se nos presenta delante, sabemos que podemos alcanzarla y que nadie puede impedirlo, pero para ello en algún lugar del mundo, el cual no reconocemos como nuestro, como aquello que nos toca, y por lo tanto se vuelve lejano, hay personas que tiene que sufrir consecuencias deshumanizantes para que aquí y ahora nosotros podamos disfrutar, pero siempre a su costa. Quizá debiéramos dar las gracias a cada uno de ellos por hacer que mañana puedas vestirte con la ropa que ellos mismos tejieron, medicarte con la medicación que a ellos nunca se les proporcionó, y divertirte con una televisión que parece haber olvidado sus rostros convertidos en pena. 


Aunque sea difícil de comprender, esto es así. 


Con la puesta en marcha de este proceso de globalización, la cantidad de información a la que la sociedad está expuesta es muchísima, los avances tecnológicos han aumentado desconsiderablemente, la comunicación, la inmediatez de las cosas, la movilización se ha acortado… han llegado a un punto en el que nos sobrepasa. Cuando las grandes potencias se unieron ante la idea de globalización, en sus mentes cuadriculadas no cabía la posibilidad de que toda aportación nueva y desmesurada que parecía imparable traería consigo consecuencias, que en cierta parte lejos de beneficiarnos, nos perjudicaría. 


Ante este problema, podemos llegar a la conclusión de que si era algo que a la larga no nos beneficiaba a la gran mayoría, ¿Por qué lo han hecho?, entonces, ¿beneficia a alguien el proceso de globalización?


Podemos creer que en un principio no se sabía el alcance que esto llegaría a tomar, y una vez sumergidos en ello, es muy difícil controlar todos los riesgos ante los que nos exponíamos. 


Sin embargo, este proceso como ya hemos dicho anteriormente, no beneficia a la gran mayoría, por tanto si que existe una minoría que se beneficia de este proceso en el que se intenta unificar a tantos países como se pueda.


Esta minoría (que no es tan minoría) que se beneficia del proceso de globalización, serían los mercados, ya que movidos por la economía obtienen beneficios de manera descomunal, teniendo en cuenta que por mucha globalización que exista, aun existen países en los que la mano de obra se encuentra a precio de saldo y a corto y largo plazo beneficia a las empresas.


Por tanto, como bien hace referencia la canción, ¿Dónde están los derechos humanos?, estos derechos humanos ¿son para todos o solo para una minoría?


Todo se remite a lo mismo, en un principio y de manera teórica, todo funciona y no se encuentran trabas para poder desarrollar proyectos que de una manera u otra hacen que la sociedad transite y se introduzca en ellos. Pero hay que tener en cuenta, que aunque la teoría siempre parece ser muy bonita, a la hora de llevar esa teoría a la práctica, siempre surgen dudas y al completo no se suele cumplir.


Es por ello mismo, por lo que los derechos humanos, en su teoría están dispuestos para toda la sociedad, sea del lugar que sea y se encuentre en el lugar en el que se encuentre. Pero en la práctica, esos derechos, se ven reducidos en su mayoría a instituciones políticas, que son las que de alguna manera rigen en mercado anteriormente mencionado.


Estas políticas intentan que rijan los derechos humanos de manera igualitaria a todos los lugares, pero la realidad en la que hoy nos encontramos es muy distinta ya que esos mismos derechos que en teoría deberían ser para todos, no lo son. 


Un ejemplo muy claro, lo muestra la canción que se puede observar al inicio de esta entrada, ya que podemos encontrar una división clara entre países occidentales y países orientales, en los que los derechos humanos puede o no que estén presentes pero para unos pocos, ya que existen niños de esa franja mundial que son explotados y trabajan desde que son pequeños para que otros que se encuentran en otra franja del mundo jueguen con ellos.


Aquí, vemos claramente como los niños, que se supone que tienen derecho a una educación, no la reciben, y que por el contrario se encuentran trabajando. Esta situación llevada al campo de la educación social, está lejos de poder combatirla, por tanto se intentarían adoptar medidas que de alguna manera si sean globales y esos derechos puedan llegar a todo el mundo, partiendo no de implantar una educación , sino de ir introduciendo aspectos educativos en la sociedad, que posibiliten un cambio tanto individual como colectivo. 


Esto, no se puede denominar infancia, ¿dónde están aquí los derechos humanos?


De alguna manera, tampoco nos tenemos que ir demasiado lejos para poder comprobar que los derechos humanos, en la franja mundial en la que nos encontramos tampoco se dan con demasiada “libertad”. Esto es así, porque las personas y las sociedades que aquí se encuentran, no tienen la capacidad plena de elegir por ejemplo ropa, alimentación, formas de comunicación... Todo viene determinado de alguna manera y para no formar parte de esa determinación debes salirte del sistema, pero ello no interesa pues conlleva implícitamente aislarte de ese mundo social que podría alejarte de tomar presencia en tu propia ciudad. 


Por tanto, siempre encontraremos algunos pequeños problemas o pequeñas desigualdades que aunque estemos en un proceso de globalización, no vamos a lograr despejar del todo.

sábado, 10 de marzo de 2012

Antes de Comenzar...

Antes de comenzar a escribir en este blog, es importante destacar que los temas que se van a mostrar en él, serán de la competencia de la asignatura que estamos cursando y que por ello, pueden tratarse de temas muy dispares.
Cabe destacar que las publicaciones que aquí se muestren serán escritas por alumnos de 2º Grado de Educación Social. 
Esperamos sus comentarios.


                                                                                                                                                Un Saludo.